En los momentos inaugurales del psicoanálisis a partir de los decires de las pacientes histéricas, Freud sostuvo una idea princeps conocida como la teoría de la seducción, basada en una escena real en la infancia, distinguiendo en la misma el origen de la neurosis a nivel traumático. Tiempo después, en su intercambio epistolar con Fliess, el maestro vienés refiere su desencanto bajo la frase: “Ya no creo en mi neurótica” (p. 301)1 reconociendo que tal escena no había sucedido efectivamente, sino que había sido
fantaseada. De esta manera el binomio seducción-fantasía entra en juego de manera protagónica.

Así como la seducción es una pieza fundamental de la vida amorosa, aunque no toda seducción conlleva amor, esto nos abre a pensar qué relación habría entre seducción, goce, deseo y amor. En la misma línea una deriva de la seducción, se suscita en la juntura que hay entre engaño y fascinación, en tal sentido la seducción se manifiesta en un juego de espejos al modo de Narciso y su fascinación por la imagen y lo que se refleja es el deseo propio de ser deseado. Es por ello que también en la seducción, se privilegia la mirada, tanto en el plano de la sensualidad como en su correlato con el cuerpo y en la seducción intelectual.

Siempre se nos abren interrogantes, ¿Qué seduce? ¿Quién seduce? ¿Quién es seducido? por eso también hablamos de diversas seducciones, ellas se inscriben en el entramado social, seducción del poder, de la fama, de la riqueza.

Sea cual fuera la cuestión lo que queda en evidencia es que la seducción algo nos dice de una determinada posición ante el deseo, en ocasiones como mirada, como palabra hablada o como en esta oportunidad, que por vía de la palabra escrita, esperamos sean seducidos con estas ideas iniciales al propio acto de escritura en Calibán: Seducción

Solicitamos presten atención a los lineamientos para los autores. Podrán encontrarlos en los números, o en este mismo sitio web (click aquí)

La fecha límite para enviar los trabajos es el 30 de octubre de 2024.

Enviándolos a: revistacaliban.rlp@gmail.com o editorescaliban@gmail.com

  1. Carta 69 […] Y enseguida quiero confiarte el gran secreto que poco a poco se me fue trasluciendo en las últimas semanas. Ya no creo más en mi “neurótica” Viena 21 de setiembre de 1987 Freud, S (2004). Fragmentos de la correspondencia con Fliess (1950 [1892-99]) ↩︎

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