Fronteras, límites creados con la intención y el afán de encontrar alguna referencia fija para un mundo en constante movimiento.
Siglo XXI, un momento histórico en el que los discursos de la tecnología y la ciencia han cruzado fronteras insospechadas, diluyendo bordes imprescindibles entre lo público, lo privado y lo íntimo. La virtualidad inevitablemente crea nuevos márgenes que se traducen en producir un cambio en la experiencia humana: hiperconectividad, amores y vínculos en red entre muchos más. Otro tanto acontece con el discurso científico que en un intento de universalización despoja al sujeto de sus particularidades subjetivas, en este sentido observamos como en franca avanzada, traspasa las fronteras del cuerpo el cual también queda intervenido y atravesado por las ciencias biológicas, la genética y las neurociencias
Las nuevas configuraciones familiares con las nuevas leyes de alianza y de género han pasado del padre de familia a las parentalidades, y ello produce un cambio de paradigma que junto a las cuestiones de identidad y género apuntan a la diversidad y no a la norma ideal, la frontera móvil entre lo normal y lo patológico tendrá entonces que ser examinada en cada sujeto, en cada caso. Desde ésta perspectiva quedamos como siempre, también interpelados a seguir pensando en las fronteras de la analizabilidad que conmueven nuestra práctica y su correlato, las fronteras de lo psíquico
Para un analizante las fronteras son las que se juegan en sus resistencias: no querer/poder saber nada de lo que padece. Pero para quienes intentan la experiencia analítica, lo que es inalcanzable atraviesa las fronteras. Es así como cada uno se descubre como siendo ante todo extranjero a sí mismo.,
Pero sabemos que hay otra extranjeridad que es también ante el otro, el acto de migrar implica cruzar una frontera, al tiempo que se cruza una línea geográfica también se cruza una imaginaria, ahí donde lo que queda de un lado u otro, es una línea movediza entre lo conocido y lo extranjero. Migrantes, refugiados y aún los desplazados internos han cobrado presencia permanente en los escenarios del mundo, las fronteras se abren y se cierran para ellos.
El psicoanálisis, al orientar su pensamiento basado en el concepto del inconsciente, camina a través de un espacio subversivo, como una disciplina siempre al margen, que solo sobrevive en la movilidad del «entre”. En ese espacio lindero, estaremos siempre advertidos del malestar de cada tiempo y a los cambios y sus resonancias en la subjetividad.
Entonces, enfrentados con el hecho de que si cada época produce sus permitidos y sus prohibidos –las fronteras del deseo–, como psicoanalistas en nuestra práctica y protagonistas de nuestro tiempo tenemos la posibilidad de ver, escuchar, pensar y también escribir acerca de todas estas temáticas.
Calibán, RLP, en Fronteras, tema del su próximo número y del próximo Congreso de Fepal, 2020, invita a todos a escribir sobre los efectos de esa delimitación, de ese rasgo de la experiencia humana.
Aguardamos sus textos que deben ser enviados a editorescaliban@gmail.com y revista@fepal.org, hasta la fecha límite de 15 de Noviembre de 2019.
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Equipo editorial de Calibán, RPL