Alain Derbez.1 A.D. saxofón Soprano.
Manuel Viterbo. Banjo.

A finales del 2021, en pleno encierro coronoviral, invitado por Griselda Sánchez tuve el gusto de publicar en Calibán, la revista latinoamericana de psicoanálisis que nos convoca hoy y nos enclaustra aquí de manera festiva. El título que le puse al texto de marras es “Ser música y hacer música, ser mujer y hacer jazz” y la figura alrededor de la cual procuré aglutinar las pandémicamente hilvanadas frases era un pulcro pianista y saxofonista blanco nacido en Oklahoma llamado Billy Tipton que en uno de sus discos de larga duración grabó esta pieza compuesta a seis manos hace casi 100 años: “If I Had You”.

MÚSICA If I Had You (Comienzo sol b) “I could show the world how to smile

En aquel escrito hacía referencia también a un libro que traduje y anoté del estudioso canadiense Ajay Heble. El título original del volumen publicado en el año 2000 es “Landing on the Wrong Note (Jazz, disonance and practical critic)” y en castellano (impreso, en el 2012) le puse “Caer en la que no era (Jazz, disonancia y práctica crítica)”. En ese libro se analiza el jazz en su contexto cultural desde una muy atenta aproximación a la música sí, pero sobretodo a las disonancias, entendidas éstas como una consistente resistencia a las sesudas interpretaciones formalistas tradicionales. Heble brinda a los lectores una estupenda muestra de lo agudo y penetrante que son las nuevas formas de abordar el estudio del jazz al tiempo que da detalle de las escaramuzas, de las batallas, de las luchas protagonizadas, más allá del escenario, por las personas que lo han creado y crean. Al combinar los discursos críticos contemporáneos con las experiencias personales [4] que Ajay ha tenido como promotor de formas innovadoras de arte, como estudioso y como músico (pianista), se nos plantea un desafío para ir más allá de esas narraciones confortables, rebosantes de anécdotas y muchas veces unidireccionales que son las “historias del jazz”, examinando el papel que tiene la exploración sonora de la música de improvisación en nuestros días como una suerte de agente catalizador del cambio social y un sensibilizador ante temas como el poder, la identidad, la representación, la estética, la ética, el lenguaje y la historia misma.”

¿Pero, quién es- preguntaba también en mi corto ensayo- Billy Tipton?, ¿quién es el retratado en esa portada de disco de larga duración? Leo: “La foto en la tapa, a la mercadotécnica usanza de la época, muestra, lánguidamente apoyadas sobre el piano, a dos elegantes mujeres de cabellera rojiza una, café castaño la otra. Ambas, en contrastados vestidos negro y blanco, llevan sugerente escote. Son, decide el publicista desde el más acre estereotipo: “las musas”. Él, el artista por ellas inspirado, portando un saco azul ampón donde albo pañuelo asoma en el bolsillo, con rosada tez casi juvenil, tan pronunciados sus carrillos como su única oreja visible, ve hacia la dama de la izquierda y muestra, pelicorto como engominado, con blanca dentadura y suma naturalidad, sus sonrientes ojos.”

Billy Tipton, un pianista pulcro y relajado, técnicamente hábil, que, en 1957, tendrá en la compañía TOPS un par de viniles con buenas ventas. En la contratapa de uno puedes leer: Billy Tipton es el muchacho retratado en la cubierta entre la pulcritud (sic). Como Bob Hope hubiera dicho: “Pulcritud, eso es intelectual para las chicas despampanantes”. Pero no hay nada intelectual sobre Billy y su soberbia maestría musical(…) Él es un chico de la ciudad de Oklahoma(…) que se mudó a Kansas City, Missouri donde estudió en el Conservatorio Horner(…)continuó su educación en el Colegio Oklahoma Junior A&M, donde alternó con sus estudios de saxofón. Al salir de la escuela su piano se tornó algo serio cuando él tomó un trabajo en un ahumado como pequeño antro de Oklahoma City. Los aficionados lo consideraron un “no va más” desde el principio orillándolo a buscar en la radiodifusora KOMA de esa ciudad una audiencia mayor(..) Para este momento Billy había tocado el piano lo suficiente como para conseguir tal habilidad, sentimiento e imaginación que le permitieron colocarse entre los mejores. Su gran talento había sido apreciado de costa a costa en los mejores bistrós estadounidenses de Hollywood, Chicago o Nueva York, entre otros. Discos TOPS se enorgullece sin duda en incluir a Billy Tipton entre su destacado catálogo de artistas. Sabemos que te emocionarás ante el tratamiento relajado que da a la interpretación de esta selección de favoritas de todos los tiempos. Va ahora otra selección de aquella selección de favoritas de todos los tiempos. Esto se llama en castellano Sauce llora por mí.

MÚSICA: Willow Weep for Me

No hay muchos documentos que se dediquen a analizar, ubicar, criticar las maneras de hacer música de Billy Tipto que, luego de poco más de tres décadas de carrera, en 1970 será retirado de los escenarios por la artritis. Es su muerte la que brindará encabezados, artículos y notas, no en secciones de arte o entretenimiento; no en simples necrológicas, sino en páginas coloreadas de estridente amarillo: Billy Tipton-ha descubierto el paramédico que ese 21 de enero de 1979 acude a atender la urgencia causada por una úlcera péptica fatal-Billy Tipton, “ese pianista pulcro” que en la tapa ve sin mirar a la dama de negro, Billy Tipton pues… ¡es mujer! Su nombre real – se leerá en pasquines sensacionalistas- es Dorothy Lucille. La pregunta es, ante esta nueva información: ¿Si escuchas ahora a “este pulcro pianista” y alguien te preguntara si es hombre o mujer quien toca ese piano, ¿qué responderías? ¿Ahora que cuentas con esos nuevos datos, ya notas diferencia con lo oído antes? ¿En serio? ¿Vas a decir que sus resoluciones armónicas más tradicionales, la manera de atacar el teclado, te sonaban no sólo pulcras sino “femeninas”?… ¡En serio!

Es en el capítulo V coescrito con la música e investigadora canadiense Gillian Sidall con el título de “Nice Work If You Can Get It”, nombre de una canción de la década de los treinta compuesta por George e Ira Gershwin que grabó Billie Holiday y que a la letra decía: “Buscar dinero o fama no basta, hay que hallar el amor, buen trabajo resulto si lo logras y si lo obtienes dime cómo”), es en el capítulo V, digo, que en el libro de Ajay se aborda la problemática del género en el jazz y se plantean preguntas sobre la realidad de las mujeres dedicadas a su creación, arreglo e interpretación; interrogantes, muchas de ellas, que de manera sorprendente habían sido desestimadas en los no demasiados estudios previos en este campo: ¿Hasta qué punto, por ejemplo, la relación de la mujer con el jazz ha estado y sigue estando dictada por su identidad social? ¿Por qué muchas mujeres en el jazz siguen confinadas a los papeles convencionales de cantante o de pianista o de ocasional arpista o flautista sin que el se acepte, mas que como “excepcional”, el que ellas sean, por ejemplo, ejecutantes de saxofón, trompeta o batería, instrumentos considerados siempre desde el lugar común: “masculinos”? ¿Hasta dónde la mujer también es orillada “por su condición femenina” a moverse en los terrenos del jazz más tradicional considerándose equívoca su presencia en universos más “experimentales”, “de vanguardia” “disonantes” o

“transgresores” como, por ejemplo, el jazz libre? Y dos preguntas más: ¿De qué modo las

jazzistas han enfrentado a los estereotipos de género en la ejecución, los estilos composicionales, las maneras para abordar a la audiencia y establecer una relación públicoconcertista así como música-músico no simplemente para “encajar” en un universo “masculino” aparentemente inmutable? Y ¿hasta dónde, igualmente, y de qué maneras están las mujeres en el jazz comprometidas en incentivar modelos alternativos para reflexionar sobre el género?”[7]

Y fue en la página 211 del mentado capítulo V del libro de Heble que, al traducir, leí por vez primera el nombre, los nombres de Billy y Dorothy Tipton: “Dorothy- recuerda su prima Eileen- se enteró de alguna manera de que un grupo necesitaba un saxofonista. En ese entonces, lo sabíamos, las mujeres no viajaban con los grupos. No era algo bien visto. El caso es que ella no se comportaba indefensa y desamparada como esperas que sea una mujer. Dijo: Bueno, si no puedo presentarme como mujer, tal vez pueda pasar por un jovencito!”.

¿Por qué Dorothy, esta mujer blanca tomó tal decisión de vida? Quiero apuntar aquí- también estudiadas por Sidall y Heble, que, contemporáneas de la pianista, saxera fueron, por ejemplo, dos destacadas instrumentistas, compositoras y arreglistas, que además de ser mujeres eran, contrario a Tipton y para sumar más obstáculos, afroamericanas. Melba Liston (1926-1999) trombonista y la pianista y compositora Mary Lou Williams (19101981), grandes jazzistas que no sólo sobrevivieron en un mundo de machos sino que lograron destacar siguiendo como consigna una frase vertida por ésta y recogida en el libro Stormy Weather (The Music and Lives of a Century of Jazz Woomen, de Linda Dahl: “Tienes que tocar, eso es todo. Ellos dejan de pensar en ti como una mujer si realmente sabes tocar(…) Si tienen talento, los hombres estarán encantados de ayudarlas a continuar y al trabajar con hombres tienes que pensar como un hombre cuando tocas. Automáticamente te vuelves fuerte”.

Atreven Sidall y Heble, estas conclusiones con respecto a la irrupción de Tipton en el mundo del jazz:

-“El hecho de que Billy decidiera vestirse como hombre puede entenderse como una aguda conciencia de él acerca de las políticas de identidad de género en la industria musical. -Tipton cobró conciencia de que una manera de darle la vuelta al estigma de ser juzgado como músico femenino de jazz era actuar la masculinidad.

-Al pasar Tipton por hombre, desafió la idea de una esencia interior de masculinidad y ese reto se ha vuelto más profundo con el reciente descubrimiento público de que era mujer(…) Su caso resulta sumamente instructivo debido a las interrogantes que plantea sobre “las posibilidades que existen para la transformación cultural del género” en un contexto performativo.

-Tipton, al pasar por hombre en el mundo del jazz, demostró convincentemente que la producción de la música de jazz no es algo inherentemente masculino.”

Hasta aquí lo dejo en cuanto a lo escrito y leído. Terminaremos Manuel Viterbo y yo en lo musical ahora y ya que mencioné a la gran cantante afroamericana Billie Holiday, nos despedimos con una composición suya que se llama God Bless the Child y cuya letra, entre otras cosas dice:

Them that’s got shall have

Them that’s not shall lose

So the Bible said and it still is news

Mama may have, Papa may have

But God bless the child that’s got his own

That’s got his own

Los que tienen, tendrán

Los que no, perderán

La Biblia lo dijo y sigue siendo noticia

Puede que mamá tenga, puede que papá tenga

Pero Dios bendiga al niño que tiene lo suyo

Lo suyo propio…

Alain Derbez

Notas

Notas
1 Texto presentado en la celebración de Calibán 10 años en México. 2 de setiembre de 2022. Universidad del Claustro de Sor Juana. Evento: Polifonías en diálogo. Arte, Psicoanálisis y mal-estares en la cultura.

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