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Georgel Moctezuma Araoz

A manera de introducción.

El presente texto tiene como propósito plantear algunas líneas de reflexión y crítica referentes al pensamiento y a la práctica de lo transdisciplinario, en particular en lo que concierne al establecimiento de zonas de relación y de resonancia conceptual entre el psicoanálisis y el arte. Esto con la intención de servirnos del concepto de discurso y de elaboración en tanto posibles estrategias de subjetivación (e incluso de solución) frente a las diversas y múltiples formas de sufrimiento y malestar dentro del orden contemporáneo.

Además de retomar distintos conceptos de la teoría psicoanalítica planteada tanto desde Freud como de Lacan, advertimos al lector que tomaremos distintos elementos teóricos que integraremos a nuestros planteamientos extraídos de ciertos autores y textos específicos, los cuales son los siguientes: Pierre Bayard (¿Se puede aplicar la literatura al psicoanálisis?), Alberto Vital (El concepto de superposición), Deleuze y Guattari (Rizoma) y Changlin Zhang (El campo vibratorio). Consideramos importante tomar en cuenta estos textos que, aunque no de manera explícita abordan el problema de la transdisciplinariedad, sus respectivos planteamientos apuntan directamente a la necesidad de integrar el concepto de transdisciplina para así abrir la posibilidad de que entre dos o más disciplinas se establezcan campos epistémicos nuevos (o más bien inéditos) entro de los cuales la producción de conocimiento y la generación de teoría no sea simplemente un forzamiento de una disciplina sobre otra, en donde lo que estaría ocurriendo sería una forma de ejercer “violencia epistemológica o epistémica”.

Partimos de la necesidad de considerar al psicoanálisis desde dos ámbitos; el planteado por Freud (Dos artículos de enciclopedia: Psicoanálisis y Teoría de la libido, 1922) y por Lacan (Acta de fundación, 1964) en donde el primero nos dice que el psicoanálisis es una teoría, una forma de hacer psicoterapia y un método de investigación, y donde el segundo nos refiere el psicoanálisis puro, el aplicado a la terapéutica y al psicoanálisis en tanto recensión del campo freudiano2. También, y por otra parte, consideramos muy relevante entender al psicoanálisis en tanto dispositivo, dentro del cual podríamos nombrar sus componentes o dimensiones como su táctica, estrategia y su política, siendo un elemento fundamental de esta última dimensión (la política) el relativo al psicoanálisis en tanto discurso.

Es a partir de este punto, el del psicoanálisis en tanto discurso y, por lo tanto entendido y llevado a la práctica, en cuanto lazo social.3

El vínculo y el establecimiento de relaciones conceptuales entre el arte y el psicoanálisis realizado por Freud es amplio, sin embargo creemos que no se pronuncia explícitamente sobre lo que consideraba lo transdisciplinario; nos queda claro que a lo largo de toda su obra lo que hoy en día podríamos definir como investigación transdisciplinaria, fue puesta en práctica por Freud sin que esto implique nada más que eso. Freud hizo investigación transdisciplinaria sin nombrarla como tal. A manera descriptiva y como recordatorio, enumeramos algunos trabajos de Freud sobre ciertas áreas particulares del arte en donde las mismas fueron articuladas con elementos teóricos específicos del psicoanálisis para el desarrollo general de esta disciplina. Los textos son los siguientes:

Textos sobre psicoanálisis y arte en Freud.

Teatro:
1905. Personajes psicopáticos en el teatro.

Literatura:
1907. El delirio y los sueños en “La Gradiva”, de W Jensen.
1908. La creación poética y la fantasía.
1913. Sueños con temas de cuentos infantiles.
1916. La transitoriedad.
1917. Un recuerdo infantil de Goethe en “Poesía y verdad”.
1919. Lo siniestro.
1922. El tema de la elección del cofre.
1928. Dostoievsky y el parricidio.
1930. Premio Goethe de 1930.

Pintura:
1910. Un recuerdo infantil de Leonardo de Vinci.
1923. Una neurosis demoníaca en el siglo XVII.

Escultura:
1914. El “Moisés” de Miguel Ángel.

Mitología:
1911. Grande es Diana efesia.
1916. Un paralelo mitológico a una representación obsesiva plástica.
1922. La cabeza de Medusa.

Queda claro que, para cada uno de estos textos hay una finalidad específica y peculiar con relación al propósito de Freud por desarrollar y elaborar tal o cual concepto psicoanalítico; lógicamente dependiendo de esto es que lo que enunciamos sobre la “transdisciplinariedad freudiana” fue ejercida de manera muy puntual, todo lo cual no constituye el objetivo del presente texto, solo señalamos estos aspectos en tanto señalamiento enfático acerca de la necesidad de no perder de vista lo propio, adecuado y necesario que es recurrir explícita y cabalmente a la investigación transdisciplinaria al momento de trabajar sobre la dimensión del desarrollo del psicoanálisis en sus múltiples relaciones tanto con las ciencias como con las artes.

Vayamos pues a nuestros planteamientos los cuales, en este texto de forma peculiar, preferimos enunciar de manera sintética (quizá incluso aforística) dejándole al lector el exhorto a la discusión y al diálogo, con la expectativa de que todo esto sea útil. Nuestras línea de reflexión y de crítica son las siguientes:

A manera de supuestos de trabajo…

  1. El psicoanálisis y al arte, en tanto discursos (es decir, en tanto formas de hacer lazo social) constituyen (ambos) formas de creación o de trabajo de subjetivación.
  2. Tanto el discurso psicoanalítico como el artístico son formas subjetivas de elaboración de lo traumático, el malestar, lo ominoso.
  3. Ambos discursos mantienen resonancias con el delirio en tanto proceso de significantización del goce deslocalizado.
  4. Ambos discursos abren la posibilidad de establecer “zonas epistémicas compartidas”, lo que a su vez permite la producción de teoría de la subjetividad a partir de las transformaciones del orden simbólico incluyéndose sus formas peculiares de malestar.

Consideraciones acerca del psicoanálisis “aplicado” y el arte.

  • No se trataría de “proyectar” saberes, conceptos o teorías de un discurso al otro con miras a “confirmar” dichas teorías.
  • Habría que formular preguntas a partir de la ubicación de puntos de encuentro o “zonas de resonancia” (no de zonas de equivalencia).
  • El objetivo es producir teoría a partir de estas zonas.
  • Si bien esto puede considerarse un “proceso heurístico”, no debe considerarse como una metodología hermenéutica.
  • Lo que interesa es el proceso de pensamiento propio en la obra, el cual no es irreductible a la teoría psicoanalítica.
  • Prevalece una lógica “no intrusiva”. Es decir, buscamos la producción de una reflexión innovadora en ambos campos que permita la elaboración conceptual.

La disolución en tanto riesgo (“aplastamiento” para Pierre Bayard).

Es muy importante, a nuestro entender, tomar en cuenta lo que Bayard nos dice acerca de la posibilidad de que alguna de las disciplinas involucradas en alguna investigación (él se refiere en particular al psicoanálisis y la literatura) sea anulada o “aplastada” si no se toman en cuenta dos consideraciones que podremos resumir en los siguientes dos puntos, tomándose en cuenta que por nuestra parte preferimos usar el término disolución en lugar de aplastamiento.

  1. Plegar los elementos planteados en la obra a los conceptos psicoanalíticos.
  2. Considerar los elementos de la obra dentro de un proceso en donde se “anuncia” la aparición del concepto psicoanalítico (perspectiva teleológica en donde hay momentos de “presciencia”, en donde el arte en sus planteamientos tendría una condición inferior.

El concepto de superposición en tanto categoría fundamental para la investigación transdisciplinaria4.

Entendemos que la superposición, que es un concepto propio de la física y que consideramos muy útil para establecer interconexiones y zonas compartidas de posible producción de conocimiento, es fundamental para establecer espacios de diálogo entre las artes y el psicoanálisis, siendo que nos permitiremos transcribir un fragmento de la obra referida en la nota al pie de página anterior para únicamente señalar la relevancia y utilidad de dicho concepto. La cita es la siguiente: “La superposición, en tanto concepto proviene de la física; es desde allí que se plantea el hecho de que una onda llega a empalmarse sobre otra durante una parte del trayecto de sus respectivas rutas, de tal forma que recorren superpuestas la una sobre la otra sin perder sus respectivas especificidades y características, además de mantener la posibilidad de separarse y seguir cada una su propia trayectoria; además es importante señalar que la presencia de una onda no altera la capacidad que el medio tiene de transmitir otras, siendo así que dos ondas pueden encontrarse en un medio sin que por ello cambien de forma. Este concepto permite relacionar fenómenos que de otra forma se mantendrían aislados (como en nuestro caso los subjetivos y los orgánicos) siendo posible establecer analogías, zonas de equivalencia, de resonancia o de resonancias recíprocas entre los campos disciplinares involucrados en la labor de investigación, esto en función de que los fenómenos que conciernen a lo humano la mayoría de las veces se presentan de manera simultánea en el mismo cuerpo, psique, mente o entidad subjetiva; dichos fenómenos coinciden de manera compleja y cambiante, y de no recurrirse a algún elemento conceptual que permita establecer analogías, la comprensión, incluso la descripción de estos fenómenos no podría develarse. En otras palabras, la superposición resulta del “esfuerzo” del sujeto por ordenar todos aquellos fenómenos y acontecimientos que únicamente en apariencia se presentan de manera acumulativa”.

Finalmente, concluimos con seis enunciados que pudieran ser considerados coordenadas que orientan el posible sentido así como el trabajo de producción de conocimiento, a partir de que lo que fundamentalmente estaríamos tratando de elaborar es el sufrimiento y el malestar contemporáneos. Cada una de estas líneas o propuestas requieren de mayor desarrollo y reflexión; únicamente las presentamos de esta forma (sintética) a manera de “detonador” para que quien lee discierna lo útil o errado de lo planteado hasta ahora. Estos enunciados son los siguientes:

A manera de propuesta…Coordenadas transdisciplinares entre el psicoanálisis y el arte ante los malestares en la cultura.

1.- El psicoanálisis y el arte tomados en su dimensión de discurso.
2.- Producción discursiva (significante) y creación artística.
3.- Producción de saberes sobre la verdad; una verdad articulada al malestar y al sufrimiento.
4.- Lo ominoso (variaciones frente a lo terrorífico), lo traumático, el desencadenamiento significante, la deslocalización del goce y la perplejidad angustiada.
5.- El síntoma psicoanalítico, el desasosiego y el enigma en el sujeto.
6.- La significantización del goce deslocalizado y la invocación a la regulación del goce.

Bibliografía.

  • Bayard, P. (2009). ¿Se puede aplicar la literatura al psicoanálisis?. Argentina: Paidós.
  • Deleuze, G. y Guattari, F. (1976). Rizoma. México: Fontamara.
  • Vital, A. (2017). El concepto de superposición. México: UNAM.
  • Zhang, Ch. (2016). El campo vibratorio. Introducción a la medicina clásica china desde un punto de vista científico. España: Atalanta.

Georgel Moctezuma Araoz

Psicoanalista (miembro adherente de APOLa; Apertura Para Otro Lacan). Licenciado en psicología, maestro en psicología clínica, doctor en psicología y salud; posdoctorado en ciencias médicas, de la salud y odontológicas. Docente-investigador y Coordinador de COAPSI (Centro de Orientación y Atención Psicológica) en la Universidad Del Claustro de Sor Juana

Notas

Notas
1 El presente texto constituye una elaboración de un comentario realizado en el marco del evento relativo a la presentación de la revista Calibán en su décimo aniversario el 2 de septiembre de 2022 en la Universidad Del Claustro de Sor Juana. El evento se tituló: “Polifonías en diálogo: Arte, psicoanálisis y mal-estares en la cultura”
2 Este último, el relativo a la recensión del campo freudiano nos interesa en particular, ya que una de sus tres subsecciones es la referente al psicoanálisis en su “Articulación con las ciencias afines”.
3 Cabe señalar que cuando nos referimos a la práctica del psicoanálisis no únicamente nos referimos a su dimensión clínica, sino también a la práctica en su dimensión de investigación, lo cual asumimos como un proceso complejo de construcción de conocimiento, siendo también posible situar la misma en tanto Lacan ubicó a la práctica o praxis como un tratamiento de lo real por lo simbólico.
4 Esta breve sección es ampliamente desarrollada en el siguiente texto: Moctezuma, G. Claves para una epistemología subjetivista de la organicidad desde la psicología y el psicoanálisis. Inédito.

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