Marta Labraga1

Tratando de reunir mis reflexiones con las lecturas que hice de los trabajos de la Mesa junto a las intervenciones que acabamos de escuchar evoco una pregunta que hace mucho nos hacemos algunos analistas en el Río de la Plata sobre nuestro complejo lugar. Somos sujetos sociales y políticos, ciudadanos de América Latina y de países en subalternidad y dependencia de un eurocentrismo de origen y siempre en rebelión, no siempre explícita, con las formas coloniales–decoloniales. Y al mismo tiempo estamos dedicados a una práctica psicoanalítica de lenguaje (es decir ‘situada’, atravesada por ese contexto ) y teorizada desde la concepción del saber y verdad del inconsciente como ‘sujetados’ por esta condición a formas que cuestionamos de neutralidad. Y digo:

¿Y yo desde dónde hablo hoy? Es decir también ¿desde donde se ponen en juego estas perspectivas en mi escucha.? Más bien me importa decir que me convoca e interpela la situación general de los psicoanalistas en mi país Uruguay y en de A.L . Situación que recorren estas lecturas y ponencias al presentar las reflexiones de los estudios culturales y las ciencias sociales sobre los efectos de las transformaciones culturales que vivimos desde fines del s XX y hasta el presente, desde el colonialismo a esta colonialidad ‘global’ y decolonialidad actuales. El Manifiesto Antropofágico de 1928 de Oswald de Andrade en Brasil provocó un gran impacto con su metáfora feroz de la antropofagia, donde el ‘salvaje’ de estos lugares que desconocía la lengua del amo debía en su rebelión “devorar” las fuentes del poder del colonizador blanco y era el Caníbal ( o Calibán del que hablara, Shakespeare, Montaigne, Franz Fanon, y Aimé Césaire ) . En estas ponencias se insistió en la necesidad de ‘resituar’ y ‘repensar’( y yo le agrego revisar), la metáfora, que de repetida y banalizada produce cierto malestar. G. Remedi llegó a decir que se desgastó su alcance y con el abuso se llegó a reproducir una situación hasta de dependencia. El grito antropofágico mostraba las violencias de los violentados por la dominación, el colonizador blanco y el salvaje antropófago como no humano, queriendo devorar esa herencia ese alimento cultural- colonial para ‘ser’ y la pregunta del manifiesto encerraba: Ser ¿como quién? ¿Tener interés sólo por la propiedad del otro: “Sólo me interesa lo que no es mío”. Y esto ya nos involucra desde el psicoanálisis y lo político social: ‘Ser o no ser como el otro’, Tupi or not tupi!!

Y como en todos los planos de la devoración, asimilación, ‘identificación’ el problema radica en la selección de lo que nos apropiamos e incorporamos.

Hoy que presentamos la revista Calibán a los 10 años del primer número, con Antropofagia y después? decimos que este “Después” es ‘hoy’ y sobre todo ‘mañana’( como decía Claudio Eizerik en la apertura ), es construyendo ‘futuro’ que hablamos. Y pregunto: ¿Futuro sin tutelas? ¿Concebimos un sujeto y una sociedad sin dominaciones? Sin tener el alcance de una pregunta retórica ésta, sí es, de las que quedan abiertas a respuestas muy diferentes por la incidencia de lo que, por ejemplo, Zizek llama “El sublime objeto de la ideología”. Y evoco a estas ideas de R Barthes: Importa dejar de vivir y escribir bajo la tutela de un gran sistema” .

Esas eran también las formas e intenciones que atravesaban a los manifiestos culturales de fines del s.XIX y del XX. Desde el arte y retomando lo político aparece en ellos la reivindicación, no solo de libertad sino de modificación de la realidad y del mundo!

Hundido en las formas oscuras de América Latina con la mirada puesta en Europa, en el primer manifiesto se da el grito contra la propiedad injusta de los que tienen todo, como dice Sade: citado por Antelo en su ponencia.

Aunque este manifiesto quedaba unido al Modernismo era justamente el ángulo político social e ideológico el que los separaba; el modernismo se desplegaba como sistema cultural desde fines del s.XIX, dentro de un contexto histórico de enormes cambios, económicos, políticos y sociales que siguieron en proceso durante mucho tiempo. Y que están inacabados hasta hoy como: el fin del pacto colonial, la industrialización, las nuevas estructuras económicas, y la inmigración y la democratización.

También se presentaron las otras metáforas usadas para representar la situación y la matriz colonial desde la conquista: Antropofagia, Mestizaje, Hibridez, Transculturación, Heterogeneidad con las diferencias que veían en cada autor letrado y por supuesto con la figura inicial de Franz Fanon con su libro editado póstumamente en 1961, Los condenados de la tierra, buscando con su idealidad y sufrimiento vital: “una humanidad- otra, sin jerarquías raciales ni patriarcales”.

Mi lugar hoy es desde mi práctica- oficio de psicoanalista antecedida por el estudio de las Letras y desde estas ponencias me resuenan dos perspectivas anteriores : 1) el reencuentro con las ideas generales de esas posturas en tiempos de estudiante y época de gran turbulencia en la vida de mi país Uruguay y de A.L.. los 70- 85. 2) Y la importancia que tuvo para mí, en 1998 la Bienal de Arte de San Pablo dedicada a la Antropofagia. Al comenzar a trabajar para el primer número de Calibán en el 2012 estos tiempos diferentes se me resignificaron; resurgieron las lecturas anteriores y las experiencias doloridas de lo latinoamericano y de la dictadura en nuestro país ( 1973-1985). Desde Calibán fue algo muy nuevo y de una fuerza enorme de transmisión y creatividad el poder intercambiar con otros analistas las preocupaciones sociopolíticas activas, en escrituras de un psicoanálisis despierto y cambiante movido por la transdisciplina. Y también la indisciplina como decíamos en el R de la Plata. Todos trabajando un “psicoanálisis en lengua menor” como escribe Mariano Horenstein, nuestro querido primer editor de la revista en la periferia y en el borde o frontera de estas culturas.

En aquellos tiempos salían a la luz, Brasil, la antropofagia, Walter Mignolo y la decolonialidad, García Canclini y sus culturas híbridas y Angel Rama recorriendo profundamente las heterogeneidades y su propuesta de la transculturación. Muchos de estos autores siguieron escribiendo desde el XX hasta el presente (dialogando con las transformaciones de estas décadas del XXI y desde allí los reencuentro en esta actividad).

Estos trabajos permiten retomar lo que eran y son las culturas y las multiplicidades de sus perfiles en este continente y la revuelta del pensamiento y la conmoción también para mí y la práctica analítica. Y, ya en la Institución psicoanalítica, tuvimos la preocupación por cómo concebir la transmisión del psicoanálisis en estos contextos y las críticas y los cuestionamientos a los modos de encarar el psicoanálisis desde las instituciones, como de élite y jerárquico y patriarcal con apego reverente a modelos y a normas o a maestros, repitiendo un conocimiento enquistado, o “congelado en su eternidad” que había ido perdiendo la subversión que lo animó en el Río de la Plata desde los 60. La necesidad de transformaciones en el fin del siglo XX se hacía sentir y ese movimiento produjo hasta hoy muchos debates y cambios. Y aún en lo que muestran los impasses de las tareas, sigue reiniciándose siempre y se ha abierto en otras direcciones muy distante aún de lo que una cultura, con los giros de la actualidad tan interpelantes por el caos de la desigualdad y la violencia nos impulsa , una y otra vez, a preguntar el famoso ¿Qué hacer?, del sujeto que piensa. Este estado mundial de cambios y repeticiones cruentas ¿se puede llamar un movimiento de decolonialidad?

El psicoanalista Luyando lo pregunta desde el título de su trabajo: ¿Puede el psicoanálisis ser decolonial? Y yo diría el psicoanálisis no puede no ser decolonial. En su práctica y teorización Y por eso hay que considerar que transitoriedades e incertezas son también las de las teorías, como escribí en mi trabajo para ese volumen, porque estamos en tránsito nocional, en ‘pasaje’ siempre discursivo y por ello interpelante e incierto, fragmentario en cuanto a las formas de relatar los acontecimientos pero en el centro de lo específico analítico: la incompletud de lo simbólico.

Dice Walter Mignolo: “No se trata sólo de decolonializar el saber y el ser, la economía y la autoridad sino de construir conocimiento decolonial que legitime economías no capitalistas, autoridades no estatales como los estados modernos, subjetividades y relaciones de género y sexuales construidas sobre el derrumbe de la normatividad heterosexual”. No digamos rápidamente: “Propuesta ideal” y pensemos, por el contrario, en usarla como camino de búsqueda y sobre todo viendo cuáles serían los obstáculos y los perjuicios de esos recorridos reflexivos.

Desde mi formación y lecturas eurocentradas, pienso que la hibridez puede representar bien el carácter de estos tiempos en el Rio de la Plata. Los autores franceses que estudiábamos de los 70, Barthes, Deleuze, Derrida, Lacan, convivían con los latinoamericanos, los autores que pensaban AL los ensayistas de estudios culturales y también los narradores del llamado Boom latinoamericano, los que a su vez empezaron a estudiarse en las metrópolis! Y esto junto a las formas que habían nacido del canto popular y el teatro de resistencia bajo la Dictadura y la nueva poesía. Gran complejidad cultural que aunaba las implicancias y efectos de lo político, las militancias, las luchas estudiantiles, el cierre de la universidad, los compromisos políticos y sociales y los dolores del contexto que nos llevaban a la crítica y la oposición. Pero también fue un movimiento muy importante y significativo recibir los artistas y creadores y pensadores y psicoanalistas que volvían del exilio con los que compartir sus miradas y experiencias “de distancia” acerca de América Latina y otras interrogantes, como Marcelo Viñar y Maren Ulriksen y el ensayista y poeta Hugo Achugar. Este regreso fue fundamental para los que habíamos vivido el insilio y pudimos analizarnos, trabajar y estudiar con aquellos con los que pudimos sostenernos, pensar y sobrevivir, como los analistas Myrta Casas y Daniel Gil.

Las reflexiones y experiencias en la formación misma iban mutando con apertura del psicoanálisis desde las instituciones al medio social y pudimos volver nuestras teorizaciones más porosas a los estilos de plantearse los problemas de la clínica, escuchar seminarios de autores lectores de un modo abierto y contemporáneo hasta hoy 2022 , en mi caso, Allouch, Guy le Gaufey, Colette Soler, Attal, Saffatle, P. Bourlez, T. Ayouch.

En cuanto a la preocupación por la transmisión del psicoanálisis sostengo la importancia o la necesariedad de las instituciones psicoanalíticas. Pero creo que importa revisar una discordancia de las últimas décadas. Por un lado, asistimos al descentramiento del psicoanálisis modélico y sus formas repetitivas, con la expansión y aceptación creativa de la transdisciplina, las formas del pensamiento complejo, el contacto poroso con teorizaciones de filósofos extraterritoriales por ej. Zizek y Badiou, y la inclusión imprescindible de reflexiones teóricas muy serias de investigadores en ciencias sociales como Castel y otros más cercanos aun en el tiempo, sobre sexualidades y problemáticas de género, feminismos, todas formas que han servido para recobrar el psicoanálisis en su faz más transformadora social y política.

Pero, por otro, ese descentramiento de lo modélico no se traduce, (o lo planteo como problema) en el plano de la transmisión -formación en los institutos; no se ve a la hora de dejar de lado los modos más tradicionales y rígidos de evaluación y de control, de planteo de trabajos, de lograr la introducción del pensamiento de otros autores más contemporáneos o las dificultades narcisistas y las hostilidades profundas en los trabajos y funciones grupales.

Estamos embarcados en el discurso psicoanalítico y este de un modo fragmentario, agujereado, es en sí mismo una interrogación y no recubre todo simbólicamente, no es un orden simbólico! Entonces también tenemos una postura que cuidar y atender con las teorías y concepciones los enfoques y reflexiones que capten la singularidad en la globalidad, que nos transformen en nuestros modos de enunciación y seguro que esto transforma nuestra práctica de analistas. Sería tratar de construir otros modos de relación tratando de que no se cuelen jerarquías y autoritarismos a los que podemos llamar “herencia colonial” que sin duda atraviesa el campo psicoanalítico. Y con eso también recobrar el valor cuestionador irreverente pero sólido y pensante sobre las realidades socio políticas.

Y entonces pensaba que este es un contexto en donde valen en tránsito las metáforas de antropofagia, mestizaje, hibridación. Esos estudios nos dicen mucho a los analistas pero es cierto que es la mayoría de las veces en su dimensión metafórica. ¿Estamos con esto desvirtuando el psicoanálisis y los estudios críticos sociales y culturales? Sostenemos que, por el contrario, la impregnación de una disciplina con otra, produce una alteración y una transformación de los modos habituales y estereotipados de pensar las situaciones. Además esta dimensión metafórica está inextricablemente ligada a lo conceptual, ¿qué sería de los conceptos aún en su vacilación ‘sujetada’ racional y universalizante sin la metáfora como ficción iluminadora?

Lo híbrido me parece corresponder directamente y rápidamente a las características más propias de lo psíquico y a la hibridez central entre consciente e inconsciente , el valor del lenguaje para apreciarlo y a los erotismos y sexualidades que conjugan los goces y sufrimientos de la intimidad y su más allá, de la relación- problemas, con los espacios públicos y los sujetos en sociedad . Lo bueno en la hibridación, tal como postula García Canclini y continúa T .Ayouch, es que no genera un tercer elemento ni tampoco se produce una reducción al “uno”, sino que se mantienen alterados, pero con independencia, los anteriores. No es un mestizaje universalizante. Tal vez destaco de estas formas metafóricas la hibridez para el psicoanálisis del presente por la multiplicidad de estilos y corrientes en el espacio socio cultural latinoamericano y “si bien no podemos hablar de una sola identidad de A.L. podemos decir sí que cada lugar tiene su historia” y agrego que me trae la connotación de que el contacto entre la teorización de un autor y otro, no surgirá un nuevo producto. No se buscaría engendrar una escritura mestiza o una creación sincrética. Si no más bien que las dos mantengan su posible independencia y se iluminen en las disidencias y en los estilos propios. Y lo mismo al tratar un material de análisis como en una escritura ensayística discursiva atravesados por las dimensiones inconscientes.

Cito a Thamy Ayouch de su libro Psicoanálisis e hibridez:

“¿Cómo definir entonces una escucha y una teorización psicoanalítica que tengan en cuenta aspectos particulares de la subjetivación oriundos de posiciones étnicas, culturales, linguísticas sexuales y sexuadas minoritarias? Cómo podremos abordar hoy psicoanalíticamente las mutaciones antropológicas contemporáneas en el campo de las sexualidades, las sexuaciones, las mezclas culturales y las migraciones que conllevan tantas exclusiones de raza, de cultura y de género entrecruzadas con minorizaciones de clase?” ( 2020 p.23) .

T. Ayouch sostiene que se trata de una fantasía de hibridación muy temida ( sobre todo políticamente) porque la acercan al plano biológico con el rechazo radical a la mezcla de razas.

Tomar en cuenta la especificidad de los procesos de subjetivación singulares y que la intervención del analista no invada el espacio necesario del analizado para reescribir su historia. Esto es respeto a la alteridad.

Los psicoanalistas, como los antropólogos, desconfiamos también de la universalidades preexistentes y adherimos siempre a lo particular y singular. Y estamos siempre inmersos en una forma de teorizar que es de pasaje, de una erotología en tránsito. Que no queremos (no todos) hacer ciencia de lo sexual, sino arte de la relación y del erotismo, siempre diferente o diverso y singular. Y no hacer de la clínica una multiplicidad de casos sino mantener su extranjería y extraterritorialidad (nos remitimos a Lacan, Leclaire, Laplanche. Foucault, a Judith Butler, a J.Copjec).

Y ese es, a su vez, el conflicto de las vanguardias, de los manifiestos, como lo propio del arte y es lo nodal también de lo que pensamos de la subjetivación psicoanalítica.

Cómo no señalar la tensión permanente entre la búsqueda de ruptura y de libertad y las condiciones mismas que nos impone el trabajo para otros y con otros y su mirada (el sometimiento colonial y lo que entraña de ansias de asimilación, de pertenecer) y el deseo de corte y separación. ¿El dilema dialéctico de la colonialidad nos serviría para pensar la transmisión? la mimesis con el modelo o las diferencias transferenciales profundas y también dolorosas? o la extranjería total y la soledad o el eterno recomienzo para forjar una tarea? Está en juego, sin duda, la subjetivación: ser o no ser como el otro, igual al otro, mascarada del otro; ¿asimilación antropofágica es identificación? Si, pero importa la selección y creemos que lo más difícil y fértil de la subjetivación está en la des identificación!

En psicoanálisis es fundamental revisar. Reestructurar nuestras teorías y posturas porque los cambios y transformaciones de las sociedades y de los lazos sociales lo afectan. Pero siempre son los otros, los que nos miran, llaman, modifican, critican , nos advierten, cuestionan y enseñan. Los otros de la cultura y lo que teorizan otras disciplinas, los que nos atraviesan, lingüística, antropología, estudios culturales, artes, literatura, plástica, permean y atraviesan nuestras perspectivas y concepciones. Como mostraron los compañeros la tarea sigue porque ciertas esferas de la matriz colonial que pueden abarcar la vida entera siguen vigentes en situación de disputa y de gran tensión.

REFERENCIAS:
Ayouch, Thamy : Psicoanálisis e hibridez Mexico, Ed Navarra _ unbevu. 2020
Freud, S : El malestar en la cultura O .C. (Vol 21) Amorrortu Ed. BsAs 1990
Fombona Zuloaga, Julieta : Barthes por Barthes , Caracas Venezuela ,Monte Avila Editores latinoamericana, 1992.
García Canclini : Culturas Hibridas Mexico 1990
Horenstein, Mariano : Psicoanálisis en lengua menor , Córdoba, Viento de fondo, 2015-
Lacan J. El seminario de J. Lacan Libro 16 De Otro al otro, Paidos. 2008
Mignolo, Walter: Habitar las fronteras Psicoanálisis, geohistoricidad de los cuerpos. Decolonialidad Ed Navarra, 2016
Fanon Franz Los condenados de la tierra , 1961
Zizek, Slavov : El sublime objeto de la ideología Argentina, siglo XXI 2003

Marta Labraga
Miembro titular de la Asociación Psicoanalítica del Uruguay

Notas

Notas
1 Presentado en el 34 Congreso de Fepal, setiembre 2022. Mesa de diálogo de Calibán: Antropofagia y ¿después?.

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