Julio Ortega Bobadilla1

El jazz es la música que me ha interesado desde joven, descubrí a Billy Holliday, en Radio UNAM por ahí de los 14 años y a partir de entonces me acompaña esa diosa, es un fulgor que no ha desaparecido.

Seguí los programas de la radio de Juan López Moctezuma, Germán Palomares Oviedo, y Panorama del Jazz de Roberto Aymes y por supuesto a Alain Derbez. Todo esto antes del internet y las redes sociales.

Me precio de haber escuchado en vivo a Bill Evans, Chick Corea con Gary Burton y Oregon. Desde hace unos años soy un seguidor un poco fanático de la marca alemana de discos ECM, fundada por Manfred Eicher.

Sé que el jazz nació teniendo como origen el blues, esa música afroamericana sureña en la que se jugaban las dulces nanas, las canciones de trabajo, los gritos del campo, los cantos de los presos encadenados, las canciones religiosas, de funeral y los evocadores gritos de llamada, no del todo verbales, en forma de lamentos y gemidos mitad humanos y mitad animales, que siempre han constituido el núcleo de la expresión musical africana. En suma lo que se buscaba en este movimiento, es un movimiento de liberación frente a la cadena del blanco y de poesía, una parte mínima de todo esa historia fue registrada por el legendario folklorista Alan Lomax.

El jazz es un reto a todas nuestras convenciones, a la simetría, a lo que es fijo. Esa música lo trasfigura a uno, lo descompone en mil pedazos y lo recompone. Se puede decir que lo más fijo y constante que tiene el jazz es que cambia todo el tiempo, recompone el discurso con que arranca para llegar a un final inesperado. Todo esto que estoy diciendo me recuerda mucho la práctica psicoanálitica que busca la liberación de los sentimientos más sumergidos del sujeto para que a través de ese flujo poético surgido del inconsciente se realice una sublimación y una comprensión profunda de nuestra historia.

Debo decir que me sorprendió mucho el escrito de Alain Derbez2, yo no conocía a Billy Tipton nunca había oído la música del gran pianista y saxofonista de jazz que podía tocar a la vez los dos instrumentos3, ni sabía nada del drama humano que debió vivir pretendiendo ser hombre para ser aceptado en el mundo de la música en una época muy lejana de las sexualidades trans o la identidades sexual queer.

Billy muere el 21 de enero de enero de 1989, por efecto de una hemorragia que le produjo una úlcera, junto a él estaba su hijo adoptivo William, cuando llegó el enfermero y empezó a revisarlo, preguntó al chico: “¿Hijo, tu padre se hizo un cambio de sexo?”4 La pregunta lo dejó atónito, porque su padre era una mujer que había nacido con el nombre de Dorothy Lucy Tipton5 y que con el tiempo fue modificando sus modales para parecer un hombre y poder hacer una carrera musical entre colegas suyos que no sospechaban su secreto. No sólo eso, se sabe que coqueteaba con mujeres. Cuando tenía veinte años empezó a salir con una chica que había logrado éxitos en los concursos de baile (tan de moda entonces), Non Earl Harrell, 14 años mayor que Tipton y una estrella de la modalidad de baile maratón. Luego, con el paso de los años fue cambiando de pareja; June, cantante, una jovencísima camarera llamada Bety Cox, una prostituta llamada Marianne Catanach, y luego Kitty Kelly, una stripper conocida como ‘la Venus irlandesa’, con la que adoptó a sus tres hijos (John, Stuart y William). A finales de los sesenta se separó y se fue a vivir con sus hijos a una autocaravana.

Ni su mujer ni sus tres hijos adoptivos, conocían su secreto. Nadie que se sepa vio por lo menos en 50 años su cuerpo desnudo, aún cuando tuvo 5 mujeres y ninguna de ellas se enteró que convivía con una mujer, a todas les contaba la misma historia, o sea que años atrás había sufrido un grave accidente automovilístico en el que además de romperse varias costillas, había lesionado sus genitales y eso explicaba que no tuviera relaciones sexuales

También, justificaba que siempre estuviese vendado no sólo de sus genitales sino de sus pechos. Su identidad masculina fue para él un requisito para ser aceptado en un mundo de hombres como era el jazz en esa época, aún hoy es difícil encontrar mujeres jazzistas no cantantes, cierto es que Hazel Scott, Nina Simone pianista son estrellas brillantes que hicieron un camino que han recorrido otras artistas como Elliane Elías, y la gran Carla Bley.

Tipton a partir de 1940 decidió mudarse a Joplin en Missouri y dejó de tener contacto con su familia y con sus antiguos amigos. Así fue que asumió su identidad sexual masculina por completo y siguió con su carrera musical.

Billy Tipton fue su nuevo nombre; Dorothy desapareció y su principal objetivo parecería ser avanzar en su carrera musical, empezó a tocar con músicos relevantes y llegó a formar su propio grupo de jazz con el que estuvo en vuelo por 10 años y con ellos, hizo un par de discos. A finales de los años 60´su carrera cayó en picada. Entonces se retiró a Spokene en el estado de Washington para representar a artistas a comisión. La artritis le obligó a retirarse de toda actividad económica en 1970, y eso lo obligó a alejarse de sus hijos y vivir de manera miserable en una casa rodante en las afueras de Spokene. Tuvo cinco mujeres y tres hijos, que nunca se dieron cuenta de su identidad femenina y que lo aceptaron como un hombre y un padre de familia. Fue pianista y saxofonista, promotor de carreras musicales. Desde el primer momento observó y aprendió a imitar perfectamente los movimientos de hombre, ya fuera en escena o en el trato cotidiano con su familia y sus compañeros. Sólo así pudo mantener su secreto. Según las biografías que se han escrito, Tipton no pensaba que había nacido en un cuerpo equivocado ni era lesbiana; si a efectos legales y sociales se convirtió en hombre fue sólo con el propósito de dedicarse a la música.

Vivió hasta el 21 de enero de 1989 y su historia es una drama de coraje ante una sociedad que no acepta a las mujeres en ciertos papeles y les pide que que se disfrazen para ser aceptadas. También hay que pensar que Tipton se la juega del lado de su deseo por ser hombre atentando a la sociedad y a la biología.

Tipton quiere ser hombre con potencia fálica, padre y por eso adopta tres hijos, se niega a la designación de destino sexual que se le ha impuesto y eso hace interesante su caso. Hoy existe basado en su vida, una ópera llamada Billy con música de Timothy Brock y libreto de Brian Willis; una obra llamada Stevie quiere tocar el Bluesde Eduardo Machado y un musical de jazz llamado El arrastre lentode Carson Kreitzer, incluso en Seattle existe un grupo de jazzistas feministas que han fundado el Billy Tipton Memorial Saxophone Quartet.

Personas que le conocieron no piensan que fuese una lesbiana porque nunca tuvo un acercamiento sexual hacia sus parejas, más bien se conservó en un terreno indefinido jugándose por la única opción posible en ese tiempo para jugar un rol más activo dentro de un mundo fálico. Tipton es un estudio de caso de los límites esencialmente fluidos de la sexualidad humana. Este tema nos brinda la oportunidad de explorar la cuestión de cuánto de lo que se llama masculino y femenino es el resultado de la biología, y cuánto es el resultado de una actuación, realizada de acuerdo con las normas culturales.

Billy Tipton literalmente se convirtió en un ejemplo de la creación de conciencia sobre la confusión entre sexo biológico y género. La historia de Billy nos permite ver las soluciones audaces de una mujer para ganar una cierta cantidad de reconocimiento en lo que era en gran parte un mundo de hombres.

Desde muy joven se acercó solo a gente sencilla demostrando ser afectivo, emocional y gentil. Trató de conservar ese lugar velado toda su vida, y cuando recibió una oferta en 1958 para compartir el escenario con Liberace, dijo que no, muy probablemente para no estar tan expuesto a la luz de los reflectores.

Finalmente fue a parar a Spokane, dónde sigue tocando jazz unos años para pequeños cafés y tabajando como representante de artistas.

«Él fue el único padre que conocí«, dijo su hijo William. “Él estaba allí para nosotros siempre. No salió ni se emborrachó y no nos golpeó”

«Teníamos una relación cercana. Íbamos al cine. Era más como buenos amigos. Salíamos a cenar, o simplemente nos sentábamos y hablábamos. Nunca se me ocurrió que él era una mujer»6.

¨Durante muchos años, fuimos una familia feliz¨7, dijo la Sra. Oakes, una de sus esposas. Tipton le escribió en una carta de amor: «Estás inculcada tan profundamente en mi corazón que te has convertido en parte de mí. Sería difícil imaginar la vida sin ti«.

Julio Ortega Bobadilla
Director de Carta Psicoanalítica.
Miembro de la Sociedad Freudiana de la CDMX

Notas

Notas
1 Texto presentado en la actividad de celebración de los 10 años de Calibán en México, Universidad del Claustro de Sor Juana. 2 de setiembre de 2022. Evento: Polifonías en diálogo: Arte, Psicoanálisis y mal-estares en la cultura.
2 Derbez Alain. Ser música y hacer música: Ser mujer y hacer jazz. P. 256. Calibán. Revista Latinoamericana de Psicoanálisis. Vol. 18, No. 1. Año 2020.
3 Billy Tipton. Queer as a fact Podcast 31 de Agosto de 2018.
4, 6 Smith Dinithia. One False Note in a Musician’s Life; Billy Tipton Is Remembered With Love, Even by Those Who Were Deceived. https://rb.gy/iq5ftk
5 del Riego Carlos. Billy Tipton, el pianista de jazz que en realidad era Dorothy Lucille.
7 Ídem.

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