Raya Angel Zonana Editora en jefe, Calibán – RLP

El trabajo que da comienzo a Pasión, el presente número de Calibán, es de Anish Kapoor e ilustra la tapa de este número. Shooting into the corner es una obra que va creándose infinitamente. Bloques de cera en tono rojo intenso lanzados con violencia por un cañón sobre una pared blanca que los recibe, los deja escurrir sanguínea y libremente, y al poco tiempo adquieren formas inusitadas, sin que sea posible ninguna previsibilidad y sin que tenga fin el movimiento de la cera, que se transforma indefinidamente tomando un aspecto sanguíneo y carnal.

¿Será por la sangre, que tantas veces acompaña las pasiones, que a ellas asociamos el color rojo?

Si no, veamos un breve pasaje de En busca del tiempo perdido (Proust, 1913/1946) en el que el narrador nos cuenta que Swann, perdidamente apasionado por Odette ‒mujer libre que le hacía sufrir las incertezas de esta pasión‒,

sentía muy cercano a su corazón a aquel Mahomet II cuyo retrato por Bellini tanto adoraba y que, habiéndose sentido loco de amor por una de sus mujeres, la apuñaló para, al ingenuo decir de su biógrafo veneciano, recuperar su libertad de espíritu. (p. 290; nuestra traducción del francés)

Este fragmento, escrito con cierta dulzura y con una naturalidad perturbadora, con la leve pena proustiana, exhibe la violencia que las pasiones imponen y la pa- radoja que conllevan. Placer y dolor, conciliables…

Con frecuencia, actos como el de Mahomet II nos sorprenden en la actualidad con una expansión cibernética, actos en los que se supone que el objeto causa de padecimiento deba ser eliminado para así volver plácidamente a la independencia y la libertad, a la “paz de espíritu”.

Apasionarse es lanzarse, escapar de lo cotidiano, vivir lo sorprendente, entregarse a algo que se quiere ideal. Movimiento necesario y vital, tanto como peligroso y mortal. ¿Cómo dosificar este binomio si en la entrega viven juntos, tomados de las manos, el placer y el dolor, inseparables?

En su inmediatismo, los impulsos apasionados no dejan espacio a las dudas. Las pasiones son certezas. Humanos, estamos a ellas sujetos al buscar una plenitud que, alguna vez imaginamos, nos había apartado del desamparo. Aun cuando pueda haber sido por un instante, una fantasía, un fantasma, es este el sentimiento que se busca volver a encontrar. La supuesta plenitud solo se conquista con la posesión del objeto portador del placer. La posesión puede ser su muerte o, mejor, la posesión solo puede ser su muerte.

Si la pasión busca certezas, por otro lado, es lábil e incierto su terreno, y está sujeto a paradojas. El odio siempre persigue al amor, y la imagen que se busca ver de sí mismo puede significar la inexistencia del otro. Los movimientos totalitarios de fanatismos apasionados han sido el pan nuestro de cada día.

Exceso y falta, placer y angustia conviven en aquello que, humanos, sufrimos, padecemos al experimentar pasiones, y somos tantas veces (¿siempre?) viajeros navegando mares bravíos, llevados por vientos de amores, odios, miedos, envidias, celos, furia. ¿Cómo instrumentar estas fuerzas?

Freud nos dice que Eros y Thanatos habitan igualmente las pasiones y que la mediación se realiza por la posibilidad de pensar, por la reflexión. Reflexión de mí en el otro y del otro en mí. Mirar al otro, considerarlo, tener curiosidad de conocer algo más allá de uno mismo. Tocar y dejarse tocar.

Las pasiones son la estofa de nuestro trabajo diario, habitan nuestra clínica en dra- mas humanos que vivimos con cada una de las personas que nos permiten escucharlas.

En nuestra más noble herramienta de trabajo, la transferencia, es la pasión lo que acontece. Está nuevamente ahí la paradoja, pues, como percibió Freud (1905/2016) al dar con este precioso instrumento durante el análisis de Dora, ella puede conducirnos por variados caminos. Hay que estar atentos al viento que sopla en este espacio del “como si” creado entre analista y analizando, debido a la constante amenaza de tempestades narcisísticas que castigan el terreno analítico tan propenso a las pasiones. Apasionados por nuestras teorías, ¿escuchamos al otro?

Es a partir de nuestra historia personal y psicoanalítica diseñada por el análisis personal, seminarios, supervisiones y teorías en los que nos formamos que construimos posibles maneras singulares de instrumentar las transferencias, las pasiones que pueblan nuestra clínica y también nuestras propias pasiones. Es así que forjamos una ética propia, nuestra posibilidad sublimatoria y civilizatoria (Azambuja, 2012), paso fundamental para convertirnos en psicoanalistas y ciudadanos.

Así también, una revista de psicoanálisis expone, por su forma y por el contenido que presenta, un pensamiento y una ética.

Calibán comprende en su factura un equipo editorial y un gran número de colaboradores que se distribuyen por estas tierras continentales latinoamericanas y, ciertamente, el elemento que hace los lazos, cubre las distancias y liga los puntos para crear esta revista es una buena dosis de pasión. Pasión por las ideas, por el texto, pasión por el psicoanálisis, pero, sobre todo, una ética acuñada por esta pasión y por el deseo de presentar y conocer el pensamiento de muchos psicoanalistas que habitan este espacio y que disponen sus ideas en las dos lenguas madres heredadas, bien que con las entonaciones del mestizaje que aquí habitaran y de los sonidos que cobraran al desembarcar aquí.

Esta ética se construye anclada también en el lenguaje, núcleo de la cultura que permite, aunque de manera precaria, contener algo de la intensidad de las pasiones. Como psicoanalistas, es la palabra lo que nos cabe para instrumentar nuestro pensamiento, y a ella recurrimos para abordar la ambigüedad que se hace ver desde la primera pasión que se vive en contacto con aquel que mantiene la vida del infans. Gómez Mango, psicoanalista fallecido a comienzos de 2019, en un bello texto que publicamos en este número, en Argumentos, lo dice con la poesía con la que acostumbraba expresarse: los sonidos y silencios de esta pasión a veces solo pueden “reencontrarse en estas lenguas íntimas y extranjeras, la del análisis y la de la poesía”. Así, por las palabras de los autores que nos acompañan en este número, iremos adentrándonos en el denso tema que es Pasión. El terreno en el que se mueven las pasiones todavía es movedizo y en él hay que caminar con cuidado, pues el pasaje

entre Eros y Thanatos sucede en cualquier tropiezo.

Es lo que describe Laura Katz al hablar de una armonía imposible en el vínculo entre madre e hija, tema también de las autoras Luz Abatángelo y Laura Yaser, que proponen una mirada desde la clínica. Lila Gómez explora las pasiones que se velan y se revelan en las adopciones y sus máscaras. Las pasiones tienen colores fuertes que surgen en los textos de Miguel Calmon, en su “Amabam amare y la erotomanía”, o en el texto de Brodacz, que puntúa pasiones edípicas al incursionar en el universo literario de la Pastoral americana de Philip Roth.

El tema Amor, omnipresente cuando hablamos de pasión, se aproxima delicadamente al envejecimiento y la muerte en el escrito de Silvana Rea, que lo examina por medio del director Michael Haneke, austríaco como Freud y con una aguda mirada psicoanalítica.

Muchas historias de pasión se vivieron por medio de cartas, y es una de esas historias la que Adriana Ponzoni cuenta al tomar como tema la correspondencia mantenida entre el Dr. G. Bose, psicoanalista indio, y Freud, y nos lleva a conocer un poco del camino recorrido por el psicoanálisis en la India.

Así como la lengua española y la lengua portuguesa llegaron en carabelas atravesando el océano a fines del siglo XV, el psicoanálisis debe su expansión, en parte, al tránsito que impusieron e imponen los tiempos difíciles.

Madeleine Baranger, francesa, salió de Europa hacia Argentina en la inmediata posguerra europea, y su trabajo florece en ese país y en el Uruguay, creando una nueva teoría, un nuevo pensamiento engendrado en los intercambios con su marido Willy Baranger. La pasión, tantas veces alienante, al conseguir escapar de este destino llega al amor y a la amistad, y crea un espacio de intercambios fecundos. En Clásica & Moderna, Fernando Urribarri recorre el pensamiento creativo de Madé Baranger con la precisión de quien puede vivirlo y estudiarlo con profundidad.

Muchos latinoamericanos, entre ellos algunos psicoanalistas, hicieron el camino opuesto, rumbo a países europeos, escapando de regímenes totalitarios que les impedían vivir y trabajar.

Gómez Mango fue uno de estos psicoanalistas. Además del texto que escribió tres años antes de su muerte para un diálogo con el amigo Marcelo Viñar y que publicamos en la sección Argumentos, recordamos algo de su poesía en De Memoria, a través de las palabras de dos de sus amigos, Athanasios Alexandridis y Guillermo Bodner.

Los tiempos sombríos también se hacen ver en el texto de Incidente. Narrar e interpretar sueños –Freud lo sabía–, es propio de lo humano, y humaniza. En un artículo que nos cuenta historias conmovedoras, Paulo Endo toma la narración de sueños como potencia de supervivencia psíquica y física, en los terrenos traumáticos de Auschwitz.

Los tiempos traumáticos y lo onírico son también tema del trabajo de Dupuy, premiado en el Congreso de Lima, que publicamos en Fuera de Campo. Algo no sabido que fluctúa en el universo psíquico surge en sueños, en palabras que “caen” de los labios en un acto que se necesita fallido o en una actuación que “escapa”.

¿Pero no son sombríos los tiempos que ahora vivimos? Escribo este editorial en diciembre de 2019, año en el que las elecciones apasionadas y con fuertes polarizaciones políticas en diversos países, y sus consecuentes revueltas en muchos de ellos coparon América Latina. ¿Habrá espacio para sueños? ¿Quién podrá oírlos?

Una de las autoras de Vórtice relata el temor de una de sus pacientes al contarle su sueño y sus creencias en los espíritus. Teme al escepticismo de los psicoanalistas. Si vivimos en el continente del realismo mágico, capturado por la literatura en el ideario latinoamericano con sus pasiones desmesuradas y extrañas, ¿cómo no dar espacio a lo místico, lo espiritual, si toma lo imaginario e invade nuestra clínica? La sección Vórtice trae a discusión esta cuestión polémica y muchas veces evitada por nosotros, psicoanalistas: ¿Lo místico/espiritual acontece en la clínica? ¿Esa dimensión realmente existe?

Tratada desde diversos ángulos por psicoanalistas de diferentes regiones geográficas y teóricas, surge un panorama que expone la posibilidad de una reflexión en la cual se busca ir más allá de preconceptos y al encuentro de un pensamiento psicoanalítico actual sin recelos de especular sobre territorios considerados tabú.

Esta es la idea que orienta a Calibán en sus secciones proponiéndole al lector avanzar en lecturas que lo lleven a constituir su ética como un psicoanalista dentro de la polis, atento a la política, como lo fue Freud al observar, desde el comienzo, el lugar de la sexualidad de las mujeres en la sociedad del siglo XIX.

Llegamos, así, al espacio del diálogo y los intercambios con colegas que investigan otros campos del saber. Figuras de la intolerancia es el nombre del Dossier de este número, cuyos autores se dispusieron a enfocar su mirada en pasiones sangrientas que exhalan odios de varias dimensiones y alcances.

Algunos de estos odios parecen, de entrada, ser odios de corto alcance, pero pronto, entrando en los textos de los sociólogos, periodistas, filósofos que escriben en este Dossier de Pasiones, y atentos a lo que vivimos día a día, notamos que el narcisismo de las pequeñas diferencias cava enormes distancias y produce terrores innominables. Disentir, ser diferentes, vivir paradojas y contradicciones es lo que nos hace humanos, así como parece tristemente humano el placer de no solo disentir con el otro, sino aniquilarlo, ejercer sobre él la crueldad. El rojo sanguíneo de Kapoor tiñe los artículos de este Dossier.

En un clima de reflexión sobre la creciente tensión que domina el mundo en este final de la segunda década del siglo XXI, llegamos a Textual con una entrevista provocativa que Alain Badiou, filósofo francés, ofrece a los lectores de Calibán y que nos llega con un lindo título: Filosofía y psicoanálisis: Strangers in the night. Entre otras ideas, Badiou sugiere que una tercera guerra se está formando, que ya se ha iniciado, pero observa también que hay fuerzas que trabajan contra esto, que se movilizan contra situaciones de autoritarismo y contra el armamentismo de las grandes potencias.

Estas afirmaciones de Badiou hicieron que recordara una exposición que vi en Buenos Aires con el título de Sublevaciones,y que en San Pablo tuvo el nombre de Levantes. La curaduría de esta exposición fue de George Didi-Huberman (2017), que escribió en el catálogo: “Sublevarse es un gesto. […] En el gesto de sublevarse, cada cuerpo protesta con todos y cada uno de sus miembros, cada boca se abre y exclama en el no, rechazo, y en el sí, deseo” (p. 33).

Por este gesto de esperanza y resistencia se escapa de un abatimiento que hasta ese instante se padecía. Pasión es padecimiento y es también deseo. Deseo que contagia, como nos contagió la obra pujante de Kapoor que invadió también los interiores de esta edición de la revista.

La pasión es siempre un encuentro que nos revela y en su radicalidad nos transforma y transporta a nuevos espacios. Recurramos a la ética que construimos para saber habitarlos.

Esperamos que el lector de Calibán pueda acompañarnos en el entusiasmo que nosotros, que hacemos esta revista, sentimos en cada nueva edición. Este es el 15º número, y en el momento en que llega a usted, lector, ya estamos sumergidos en la próxima revista, que lo encontrará en Montevideo, en el Congreso de la Fepal.

Fronteras, nuestro tema y el del Congreso, pueden ser impedimentos, barreras, pero son también estímulos y obstáculos que nos impelen a una superación. Calibán sigue corriendo. Esperamos, caro lector, tener su imprescindible compañía.

Referencias

Azambuja, S. C. de (2012). Carta a um jovem psicanalista. Revista Brasileira de Psicanálise, 46(1), 75-85. Didi-Huberman, G. (2017). Sublevaciones. Buenos Aires: UNITREF.
Freud, S. (2016). Análise fragmentária de uma histeria [Caso Dora]. En P. C. de Souza (trad.), Obras completas (vol. 6). San Pablo: Companhia das Letras. (Trabajo original publicado en 1905).
Proust, M. (1946) À la recherche du temps perdu: Du côté de chez Swann (vol. 1). París: Gallimard. (Trabajo original publicado en 1913).

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